pólvoras

..una lluvia que nunca moja / solamente cae
..un faro  solitario  en la selva/ buscando algún océano

..sonidos metálicos sobre el nido / recordando pájaros extraños

..tres equidistantes amaneceres / cazando el mismo mediodía

..todas las ideas jugando al de la silla / hasta que una empieza a los tiros

..autores irrecordables
..la misma tarde con gusto a pan
..un baño   que me hago encima
..las plantas violetas
..las caídas de goma

..un bostezo

..un vehemente intríngulis verborrágico
..un accidente mágico
..un puente unicorniado
..un filo en la punta de la almohada
..un..

..
no hay caso/ la inspiración sigue mojada.

Un legado más


Antes de hacer esto,  siento que tengo que dejar algo escrito. Mis memorias. Contarle a alguien mi verdad. A alguien, a uno solo aunque sea.
Puede que lo haga para sentirme mejor, sentirme altruista. O para que me recuerden. O mejor, para molestar. Aunque lo mas sincero es decir que lo hago sencillamente porque lo necesito.
Porque me apremia de muerte.
A lo largo de mi vida quise aprender muchas cosas. Quise saber y entender. Amasar una gran fortuna  de conocimientos. Esa fue mi búsqueda constante. Mi hambre y mi alimento. Cuanto más aprendía, mas curioso me volvía. El mundo se volvía más conocido y razonable y con ello, misteriosamente más incomprensible.
Esta lógica paradójica comenzó, a su vez, a llamarme la atención. El universo de reglas, leyes y principios que había acumulado, era por demás monumental. Cada vez que comenzaba a hablar sobre algo, se desplegaban detrás de mis ojos todo un arsenal de argumentaciones satisfactoriamente conectadas, que maquinaban cual autómata, andamiando todo mi discurso, asegurando con pernos y poleas al suelo y al mismo cielo.
Inclusive quienes me escuchaban quedaban pronto crucificados por la indiscutible telaraña de mi razonamiento. Y aún así, bastaba con que el reinado más mediterráneo de mi conciencia se distrajera un solo segundo, y escuchase mi propia voz como si fuera ajena, para que lo insignificante se volviera saurio. Había huecos en mi universo. Estaba lleno de ellos a tal punto, que sólo podían distinguirse delgadísimas líneas argumentativas que pretendían una supuestamente merecida solidez. Líneas uniendo puntos temblorosos.

Y entre ellas nada.
Una nada tenebrosa y sátira.

Entonces el miedo, la vergüenza y el caos. Cielo y tierra, paredes y oyentes, todo se volvía inexplicado, amenazante, trémulo, goteante, transparente, ignoto…ajeno. Y de nuevo a deglutirme todo lo inexplicablemente inexplicable sin siquiera masticar. Era tragar con los ojos apretados.
Pero no había explicación que uniese todos los puntos. Cómo intentar atar las olas del mar con hilo de coser.

Así llegó el momento en que cambié de pregunta. ¿Cómo es que cada vez comprendo menos? Por supuesto, cada vez contemplaba un universo más grande…pero eso no me ayudaba.
Un punto explicado a partir de otro, no daba ninguna seguridad adicional si no podía explicar también el segundo. Y el tercero. Y el cuarto. Y por ende todo debía, a fin de cuentas, explicarse con todo; lo cual era casi imposible con un universo tan grande como el que conocía…pero al menos era una esperanza. Mas sobre eso tenía que sumar que todo lo conocible, el cosmos de la existencia, es siempre mayor que antes, o bien cuanto más de cerca lo mires, más denso se torna. O ambas cosas en simultáneo. Con lo cual la infantil ilusión de entramar todos los cuantos de verdad, se descompone rápidamente. ¿Entonces?
Entonces no explico, no entiendo, no conozco, no sé, no es, no soy… ¿O no?.
Podía satisfacerme con entender una parte, ignorar el resto, restringirme a vivir mi vida sólo en una región de lo posible. Pero no podía olvidar lo que sabía, o más bien lo que ignoraba. Y con esa inconsistencia no podía ya asirme de mis propias manos, esa amorfidad era ya mi esencia más existencial. La duda y el desconcierto eran mi causa de vida y de muerte, mi inapetencia y mi falta de alimento.

Entonces, una vez y de una vez, lo entendí, lo sentí, lo experiencioné…ese todo inasequible, es lo que es porque es infinito hacia adentro y hacia fuera. Es indestructible por su volatilidad. Es y existe solo porque existe y es. Y esa unidad se verifica en su inevocable intimidad conmigo. Yo, quien lo observo, lo autentico y con eso tengo permiso para probarlo y desenrollarlo por donde quiera. Pero no encontraré nunca partes ni relaciones indiscutibles. Porque aquello que veo es un reflejo de lo que veo mientras vi.

Un todo de una parte,
un punto y un instante,
eso es todo lo que tengo
es todo lo que soy
es todo lo que dejo

o mejor
no dejo nada.

El dia de la Bicicleta

se empinaron los aires     de todo el             momento
mientras el mundo             se le iba   empequeñeciendo
                                                         allá abajo
infló bien alto los brazos       y se despidió del horizonte

el terreno se desprendía                                           abrupto
a un paso de su nariz   caía    en una catarata de espumas verdes                             sólidas                    lentas
por toda respuesta    el crepúsculo le dejó
un ejército de sombras dientudas                       esperándolo                                                     cerca y                 lejos

además por supuesto             estaban  las fieras                            los gritos  
y los tantos temidos     
                                       arremolinándose de pura furia
mordían                              estallaban                            explotaban todo a lo largo de la cuesta

no fue entonces                                                solo  una corrida       fue una lucha sin cuartel


arriba atrás      se yerguía todo lo sólido
                                         lo grande y lo pequeño 
                                         lo temible y lo querible     todas las esquinas del mundo

abajo   tan lejos  
                                 lo nunca y lo siempre  
                                el cosmos y todo lo que le falta  

el abismo altísimo



duró tanto esa corrida                                     que el tiempo casi no llegó a parpadear

hubo alientos últimos           increíbles de creer
hubo miedos a la izquierda                        y destellos interiores

no se sabe si llegó y saltó
todos los saltos
si se rió hasta el final       y dio batalla hacia un principio

o si  tal vez       no había a donde  
 y sólo un cómo
             un camino   de inciertos    
                árido y vivo                                                     erosivo     hasta pulverizar
y hacerte polvo               aguerrido  que intenta  
desconcierta 
 hacer    camino
 hacer        caída.

ciudades





recuerdo aquel mundo   de ciudades movientes


sobre la arena liviana de la memoria   cada huella duraba menos que la anterior


el tiempo era un sinnumero de instantes
 dibujados sobre el sustrato     que el mismo devenir erosionaba
  hasta dejarlo mas soplable que el viento

las ciudades sabían de lo urgente
 moverse
se sumaban unas a otras       como gotas condensadas
 falseando sus propias reglas      de forma y      tamaño
  solo respetaban el riesgo                                  de ser continuo riesgo


la danza irregular        de fusiones y fisiones 
centellaba colores imaginarios                                                  a lo lejos

allá donde no estaba uno                    mirando

pero todo era un reflejo de todo

y el viento ayudaba a complicar 
                el orden                                            del que buscaba encontrarlo

 resoplante como fastidiado   como ignorante 
     y entusiasta

      presente siempre                                               y más que siempre

                           pero aún así                                            sorprendiendo
                                              como una guerra de motivos estupidos

había entonces                              sonidos rimbombosos   luces y colores                 inalcanzables
   había empujes y escapes ligeros   sumas  algunas 
          y restas molestas


 

en aquel mundo
  donde supe saber lo inverso de mi                                                                               universo
      ví crecer el horizonte 

                                                                   hasta darse dos vueltas y media.