Navajas


Sin esperar nada
nada
 de lo esperable, 
conseguí levantarme del suelo 
a base de empujones 
decididos, pero poco reflexionados. 
Desde la leve altura 
de mi escalera colgante, 
asumo todas mis limitaciones, 
 y me escarbo a uña limpia 
las cicatrices de mi experiencia, 
anclandome a un globo gaseoso 
en espera del proximo huracan. 
En medio de la pantomima del cotidiano, 
encuentro la feliz certeza de lo incierto, 
el agujero en el vacío, 
la gota seca en el oceano, 
la ignorancia en la estupidez
 
Deseoso de molestar 
a varias convicciones solidas 
y autoconservadas, 
invito 
e invito 
a los vividores que suerteen esta lectura, 
a la rebelion completa 
de su integridad, 
a colgarse de los sobrantes
 de su razocinio 
para balancearse y saltar 
hasta las orillas 
de la ilogica dicotomista.  
 
Los invito
a invitarse
a creer
en el filo
profundo
plateado
y mortal
de sus dudas.
.

Antojos

Te quiero ver llorar
nunca mas que ayer
y mañana
Verte correr
contra el viento
sólo hoy, un rato
y siempre más.
Si te pudiera ver sin verte
igual te vería
un ojo
una pierna
un momento.
Quiero tambien
verte prender fuego las calles
las ropas
las sillas
del mundo
Te imagino de pie
siempre
o sentada
posada en la punta de la hoja 
de una rama trémula
vestida, tan solo con tus dudas
esperando
un nuevo nacimiento anaranjado.
Muero por verte tan de cerca
como de lejos
levantándote siempre
casi derrotada
casi carcajeando
en sangre
y besos al viento
triunfando,
triunfándote
siempre.


Insinfonía

La tranquilidad de no esperar nada
pero estar preparado para todo
Un baile continuo, indescifrable y gracioso
que insiste, se resiste y aprende
La transparencia de ser y sentir
profundo y vasto
siendo, sintiendo.
El fuero propio habitado de satíricas encarnaciones,
fantasias todabía no soñadas
Contradictoria omnipresencia
de saberse suspiro inocente
en el huracan
y cataclismo reververante
en el vuelo de una abeja.
El pasado musical y liviano como un eco de montañas nevadas
reforzando en tanto inexistencia, la líquida potencia de cada instante absolutista
de cada presente en piel
de cada mirada tímida
de cada latido en vientre y aliento de fuego lunar
Silencio planetario como toda envestidura,
defendido con barvura
por el canto antojadizo de las ballenas del alma.
Silencio:
el llamado más personal.

 










Abismos y más

Lo cierto, visto desde lejos,
es que me sentía firme
sujeto
sujetado.
Había lo sólido bajo mis pies,
había lo medible de acá al horizonte,
había lo redondo, lo frío y también todo lo que me entraba en las manos.
Conocía de mareos, claro. Aislados golpes de flanco que recibían los rieles de mi conciencia. Luego temblor, pausa, reflexión y vuelta a enderezar. Sabía que botón apretar en caso de emergencias, tenía siempre la vida recién lavada, por si acaso.
Tenía también, la longitud de las alturas, las morfometrías de los vientos y copia por triplicado de todas las manchas en el suelo.
Por esto el desconcierto, el mareo, el miedo inicial..¿entendés?
Ahora lo siento natural, pero cuando los conocí me estremecí. Quise sujetarme de algo con fuerza,
con uñas también.
Pedí por ayuda a mis ancestros, y hasta llegué a injuriar a algún libro extraño.
Obstinación.
Apenas los mire con atención, supe que todo se desmoronaba,
 que se había desintegrado el camino antes pisado.
Los ví de frente, como se mira a lo sincero y a lo peligroso. Inclusive por un segundo pensé en tantearlos con la punta del dedo..no sabia si me exigirían abrigarme.
Pero claro, vos sabés, no hay medias incursiones en este mar total.
Ahí sólo me resto caer.
Caer sin lugar a dudas
caer cayendo mientras caía.
Buscando una referencia, al principio
caía.
Aturdido por el silencio
caía.
Vi crecer al infinito.
Vi oscurecerse a la nada,
cayendo.
¿Calor? Más. Fuego,
fuego violeta y liquido.
Fuego absoluto.
Ví las plumas nacerme,
mientras caía sin medidas.
Ví el aleteo intentándome,
y, cayendo, me descubrí sonriendo.
Con el viento en la cara me descubrí silbando a todo amanecer.
Nadie me lo dijo, pero lo escuche como un ciego,
ya no sólo caía, ahora volaba.
Ahora vuelo con fuerza
hacia el corazón del abismo.
En tus ojos no me caí.,
 En tus ojos me zambullí.

Reconozcanmelo, damas y caballeros.

Quisiera saber ir hacia un lugar mas alto.
Ir subiendo no muy rápido,pero sin detenerme. Sería...como subir nadando.
No perderme de nada en el camino,
ver el asombro en la expresión,
ver el horizonte completándose,
sentir la duda más que el miedo...¿a quien podría pedir explicaciones?
Seguir subiendo sin mas opciones,
salvar un calzado del suicidio,
intentar un insulto, pero sin éxito.
Un escalofrío habría, seguro,
después un bostezo que, sin anuncio, rompe 
en desperezo torpe
..y me saca de línea, me desencaja completamente,
desconecto con el cielo,
y algo se rompe,
perdón, se rompería.
Inexplicaríame cómo, pero comenzaría ahí
mi caída.
Desrecorriendo mi ascenso, ya no lento y adormecedor,
sino violento, girando y golpeando, golpeado
lateralmente, por mil vientos
que en suma no me permitirían, ni oír mis gritos gritados.
O tal vez no llegaría a gritar nunca...quien sabe.
Como sea, el impacto sería seco y paterno.
Abrir primero un ojo y luego tal vez ambos, sería un gran esfuerzo;
incorporarme lento y por segmentos, cual robótica baratija.
Tras cierta prudencia erguiríame en ángulo recto y así, sentado razonáblemente,
con las facciones en ridículo arreglo, con el vértigo, con el viento
vivos aún;
me preguntaría, ansioso
casi riéndome ante la indiferencia..
¿nadie me vió volar?



´raro y conocido..

Era un día poco serio,
Una tarde de risas y tropiezos.
No había ganas,
no había horas
si miradas
y bostezos.

Ví a un pibe que miraba

me miraba, ya me hablaba
No recuerdo
que le dije
dijo Joco, se llamaba.
Fue una charla
y nada más
Hubo un viaje
o fueron más
Recorrí mucho
y no hacia atrás.

Me contó tanto

o me enseñó
Estaba apurado, o no tanto
se le iba
y no era el tren
se le escapaba, se le escurría

 “Hoy es hoy,

es hoy el día

“Vos decime”, yo le dije
“¿Qué hay de raro
que hay de malo?”
Es la gente
y no es nada,
somos todos, y nosotros
que corremos, balbuceamos
nos chocamos,  no nos vemos
que locura, que despiste
huyen del tiempo
huyen de eso, que no existe.
Sólo hay techo,
si hay paredes.
Sólo hay suelo,
si pisás
si vos creés
que no podés.
Pero hay una ventana
y otra más

Y gritando, le grité

“¡No la veo!¿Qué hay que hacer?
Indicame, convidame
no hay salida, no la veo
vos sabés, vos llevame”
Y se ríe
y me cuenta
ya se abre, me comparte
No hay un modo, no te rías
vos me ves, porque querés
no me creas, no te creas
no te aferres, vos soltate
vos dejate, abandonate.
Somos puntos, mi estimado
somos mundos
no cerrados, no redondos
somos fuego en un instante
mil y un
universos,
y dentro de ellos, miles más.
No hay tiempo, ni hay apuro
pero, en serio
una vez,
descubrite descubriendo
asomate a tu ventana,
ya después no es lo mismo
ya no hay dudas
no hay angustias,
hay certeza
hay fiereza
atención, 
está atento
no te pierdas ni un detalle.
Hay un aleph en cada esquina
no me creas, no te aferres
vos sentilo
al impulso
el abismo
el tornado

Por supuesto, sin respuesta

ni la intento, ni la pienso
ya se vá, ya es momento
sobre un banco de la plaza,
se prepara
se endereza
¿Qué le pasa?
No vacila, sólo siente
y se siente la energía.
Ya se arquea, se acuclilla
y se lanza
y de un salto, de cabeza
se enclava, en el piso
que no es piso
no camina
él ya nada
él ya vuela,
ya lo hizo.
 

Martes

Fueron instantes fuera del tiempo. Fueron, son, serán, siglos. 
Todo el tiempo, fuera del tiempo.
Sabíamos el lugar de lo inexplicable, 
escuchamos todos los ecos sin origen; 
inclusive hubo caricias sobre su volumen descreído. 
Mas no logramos, ni intentamos
entenderlo.

Mediodía y rock

Disputándose el futuro
 contra el viento
   la ruta
    y las dudas
Rompiendo en decires,
 soñares 
   jugando, peleando
rompiendo.
   El paso libre, apurado
   el solo amarillo, orgulloso
   el abrazo absoluto, tácito
 -se sobreentiende-
el presente bien presente
      y el caño sin mirar.

         Un amigo, 
nada que hacerle.

inminencia

anuncio de lo estallable
nubes en llamas
y paraguas de paja 
 sobre tus ojos brillosos

Adivino bosque (un paisaje vívido)

Se observa una extensión infinita de colores en movimiento, de personajes danzantes, despreocupados y anónimos. Los hay todos distintos en su mar de límites indefinidos. No hay cuestionamientos de cuandos ni dondes, entre ellos no existe el rencor ni la envidia, mas sí se observan mil formas de enfrentar el cotidiano y abundan los derrotados y los malheridos.
A los flancos del manto ebullente, se presentan los eternos guardianes. Su seriedad no se disimula bajo ninguno de los tonos solares, siempre atentos, siempre firmes, siempre recordando. Su temple granítica y su memoria arcana se fundamentan en los orígenes mas profundos de la historia, pero aún así adolecen el pasar del aire incansable y suelen contar -no sin cierto prurito- las batallas libradas para conseguir su jerarquía y las perspectivas de un porvenir desgastado.
Recogiéndolo todo, el flujo sonante se inmiscuye en todos los rincones, naciendo desde todas las acciones, escurriéndose entre lo impuesto y lo expuesto. Acá se le reconoce por su sabiduría simple y poderosa, su oído fraternal y su idioma universal. En añadidura, compañero del exhausto y el extraviado y enemigo histórico de conservadores y monolitos.
Hay, además, un mensajero incansable pero desordenado. Este viajero autodidacta gusta de visitar todos los hogares cuando nadie lo espera, aunque todos lo presientan. Su presencia es sutil o violenta,  simpática o brutal, abrumadora o tranquilizante según dicten los humores de la mañana, la tarde y la noche.
En este espectáculo los aromas se disputan el monopolio de la atmósfera, sin establecer jamas una victoria indiscutible; y aunque el concierto cromático tiende a respetar ciertos horarios, la sinfonía general suena siempre distinto y en toda su anchura conoce de solistas brillantes y de sociedades orgullosamente opacas.
Pero ante todo particular, en el bosque domina la melodía de lo inexplicable de esa presencia que se mueve sin inmutarse; la magia de contemplar una conciencia ubicua y empática; el enigma sobrecogedor de sentirse sentido en el propio sentimiento, de saberse comprendido y aceptado por una armonía más antigua, más sabia y mas viva de lo que podemos imaginar.

Lo que me dijo el perro esa noche.

El caminador es un transmundista, un viajero transversal al tiempo y tangente al espacio (pero tal vez lo veas  pasar por esta misma esquina, mañana a las tres).
No tiene intenciones de quedarse, ni siquiera de hablar. El ya no se queda y ya no habla. Hace tiempo logró subirse a su tren, a ese tren que lo perseguía en sueños, a ese tren del que se escondía tras el resplandor de lo común, lo bueno y lo limpio. Dejó un día de correr como corría, de correr dudando y sin correr, de correr recto y sin soñar, dejó de taparse los oídos con los puños cerrados y se escuchó gritar, cantar, cantar y cantar. Dejó de correr y se subió al tren que lo perseguía, al tren del que estaba atado, tirando. Y el tren se hizo túnel en un estornudo de desinteligencia fisica.
Y el corredor ensordecido se hizo caminador siempreatento.
Se volvió aprendiz del túnel, aprendiz de los instantes y de sus pasos.
Escuchó la mentira de las lineas paralelas, y se rió de ellas.
Leyendo el baile silencioso de una belleza sincera, disfrutó por primera vez de los palacios donde su voz interior no lo oía y se callaba de rabia.
Aprendió de golpe como caer infinito en el vacío del conocimiento silencioso,
aprendió a ser colibrí zumbando en las explosiones nectaríferas de sus sentires,
aprendió a ser vehículo de intenciones propias y lejanas,
a ser expresión mutante de causas ridículas, a ser consecuencia sincera, ávida y jocosa
de la tormenta que lo rodea y lo rellena.
El caminador se despreocupa de sus pasos, pero los afirma como una pincelada fresca sobre todos los suelos, paredes y horizontes. Él no se anuncia y no se despide; pero siempre llega silbando melodías de viento, canciones que te sonarán muy conocidas, muy recordadas, ya ensoñadas. El caminador no anuncia ni dirige. Al igual que con las nubes, es inocuo seguirlo o reclamarlo.
Sólo mantenete atento, con la canción pronta a hacerle coro, la sonrisa siempre al saludo y la mirada puesta en los rincones más anónimos.
El caminador es evidencia de lo invisible, es la revancha de la infancia, es la rebeldía de los sueños que no recordás. Y con esas inconsciencias nos enciende su existencia fugaz, arengandonos en su canto a cantarnos la desmemoria de lo marchado y quemarnos en la fricción de lo que todabia no fue caminado, de todo lo que nos llama.

´1

´una mirada que me oculta
todas las verdades escritas
y me cuenta la mentira más creíble..

´2

´solo en el mar de certezas
acudiré a mis dudas
para partir la mentira de un remazo..

Tan vulgar

Me gusta esa ella
con la nariz perforada 
respirablemente
a ambos lados.
Me gusta lo exquisito de su forma,
con sólo dos brazos ladeantes,
no mas
y también,
sólo dos piernas bajantes.
Me gusta cómo suele dibujar ideas en el aire
con sus manos,
esas dos manos de increíbles cinco dedos,
palma
y revés, como sólo hay en algunos cuentos.
Todavía mas bello y particular
es la armonía bípeda de su caminar:
adelanta un pie luego del otro,
pero, algo nunca visto,
no le importa comenzar
con el diestro
o el siniestro.
Es toda única esa ella
de bostezos imponentes
en sus mañanas despeinadas
y sonrisas filosas,
hambrientas y dentadas
a la hora del poniente.
También, debo confesar,
en lo único de su paisaje
hay algún detalle vulgar,
o un momento de poco brillo,
Pero todo el resto
no te miento,
es mirable y no creíble
es desconocido,
impredecible.
A ella la siento
igual que siento al viento
fantástica y cotidiana,
celestial y mundana.

Aires de un otro

Si es cierto que cada recorte
de la realidad es personal e instantáneo,
que la construcción mas cierta es la que
nos hace unos en cada momento; si somos un aleph frente a su espejo
¿cómo es que necesitás compartirte? ¿porque aclamamos nuestro agua de afecto,
con cada bufido de nuestra germinación caminante?
En la mancómuna del encuentro intentado, de la búsqueda autentica,
de la conciencia del multipertenecer total;
solo ahí se construye suficientemente el universo del yo en nosotros.
En ese destello infinito nos desdoblamos en el existir del otro,
en la medida en que nuestras intenciones y nuestras curiosidades
nos lo dibujen. Y es en ese despliegue de nuestra experiencia que
podemos vernos desde dónde nunca antes, desde donde podemos
tirarnos de cabeza hacia la punta de horizontes truncados, cortarnos en pedacitos
las preguntas sin sentimiento y los quistes del pensamiento.

Por eso, porque somos en el otro nuestra intención de ser mucho menos que uno
y mucho mas que todos, por eso suele ensordecernos la canción
de nuestra brisa subterránea con su reclamo hacia las incontables tormentas.

Notas que encontre en el umbral de una ventana muy alta en una pared muy añosa sobre la que nunca vi posarse al sol.

                                      
                             ´ABSURDIDAD
                              Capítulo 1000
                                      


-Descomienzo.

´sientí que había encontrado una puerta que alguien olvido cerrar, una puerta que me dejé abierta.
´como una invitación a la ausencia; desde el otro lado de mi, te llamo a explotar tu limbo, a sumergirte en el filo de tu navaja.


-Esos raros momentos.


´siempre que te invada el aburrimiento por todo lo dicho, el hastío de las novedades repetidas y repetitivas, cuando el anillo de tu horizonte te estrangule la respiración hasta que te duela como fuego cada bocanada de tiempo..desatá esos espasmos de asombro que se acumulan en un rincón de tu mirada, y se harán aire las certezas de una mentira hecha historia.
´y un viento de otro mundo dará sentido a las pequeñas sombras que colorean la noche
´y las bestias de tus dudas cantaran los himnos de un vasto país prohibido, mientras arremeten odiosas contra la fachada de tu cara.


-La llave.

´la posibilidad de todo un mar nace sobre lo irrecuperable, lo recto y lo rutinario.
´la certeza de tu construcción inmaterial y solida, inverosímil pero real reverdece en mil brotes entre las ruinas de lo ultimo que quisieron venderte.



-Mis pasos a no seguir.

´en el sigilo de mi propia sombra fue mas fácil escaparme de las luces razonables y cartesianas que achicharran cotidianamente tus impurezas.
´ahora disfruto correr silbando desmemorias mientras me asomo a una u otra esquina y le rompo el día a algún bajo funcionario o le desoxido la pollera a alguna secretaria de lata. 
´Y los días en que no puedo esperar a la noche gusto de asustar rubores de domingo y sembrar desvergüenzas de satírica textura, mientras limpio de minutos el camino por el que llegará un nuevo carnaval absurdo.


                                                                                                                    ...y sigo llamándote a que te sinceres con tu rareza, y cabalgues en lo múltiple de tu ejercito de dudas hacia la única realidad de tu caída.

Homenaje improvisado a la alegría del mosquito

Yo te vi lanzarte gritando, contra el gigante. Te ví y no pude mas que sonreír. Blandiéndote a vos mismo te enfrentaste a la ignominia de la historia, contra el descontento de tu futuro narrante, contra la tibieza de lo ordinario, contra lo normal que tiene el mundo de normal.
Atestaste un golpe de locura contra las miradas indignadas; un hachazo de carcajadas contra los valses de engrudo seco. 
Mordiste, rajuñaste y desgarraste asfaltos de caras tristes, inquisidoras polleras lustrapisos y ortogónicos muros de bigotes paralelepípedos. 
Todo lo hiciste entre risas, que para mí eran hasta cantos. 
La bestia se sorprendía y luchaba oblonga entre temblores y sirenas de auxilio. Pero lo obtuso de lo obtuso es que rechaza lo firuleteado, porque no lo comprende. Nunca hubiera podido atraparte, como un elefante procurando dar muerte a un mosquito. Y en tu vuelo desobediente a la física, dibujabas los secretos del aire que se respira..nos lo explicaste en un movimiento continuo. Tu ataque suicida era ultimatum perpetuo, era triunfal porque era imposible, era terrible por fuerza de obstinacion. 
Era contundente en su irreflexiva conviccion. 
Un destello de alegria enfrento a un mar de penas al final de aquella era. 
Hoy nos burlamos de la cordura que supimos argumentarnos frente a nuestros espejos, y avivamos el incendio del oceano con los retazos de realidad que arrancamos al mundo. De frente al abismo ascendente destilamos nuestro nuevo canto de guerra, mientras los elefantes humeantes esperan detras de la vacua seguridad de su vieja doctrina, por el ultimo ataque de los mosquitos en llamas.

Manifiesto

Sabemos y solemos dibujar todos los colores a partir de lo gris de la materia, de lo insipido del mediodía.
Y porque apostamos a las sombras de la mañana y a las ultimas luces de la tarde, por eso nos llaman a nuestra ventana los trasgos de la noche, para salir a romper tranquilidades conocidas, a agitar las iglesias de lo establecido y a cantar los engaños de las cinco en punto. Por eso amanecemos cuando las velas tosen.
A la felicidad en barra y plastificada la azotamos con la melancolía de estar vivos felices, felices y vivos; con lo bello del absurdo cotidiano y con el chiste de saber que no sabemos cúando termina el cuento.
Buscamos siempre el horizonte redondo en los ojos de las gentes, y encontramos miradas conocidas en la lejania de todas las nubes alejantes.
Asi somos Los Embusteadores de La Mentira, los que nos corremos a nosotros mismos con un martillo en una mano y una trompeta gritando en la otra; mientras el mundo resto se emprolija para circular bien ordenaditos manteniendo su derecha.
Nos gusta tambien definirnos como indefinibles. Nos gusta encontrarnos en que nadie nos encuentra, ni siquiera nosotros..salvo por casualidad. Pero aún con eso, la confianza siempreverde en la irrealidad de la cordura alcanza para mantenernos sonrientes por dentro y mounstrosos por fuera.
Cómo estamos en todos los rincones, no es recomendable que nos busques..pero si puedo aconsejarte que no te confíes, porque lo paradojico de entender es que ya no entenderas jamas como no lo entendias antes.
Cuando te asomes un poquito a nuestro abismo, ya sólo te va a quedar intentar caer de cabeza.
Y hoy canto por eso, aunque sólo sea yo quien caiga..
Aunque se caiga todo..nosotros ya flotamos hace rato.
 

Expectando

Sigo con la costumbre de buscar esa belleza, esa maldita belleza.
Espero encontrar la circunstancia única en que algo sea todo y el resto,
nada. Espero acariciar un tigre hambriento hasta dormirlo,
mientras me alimentan los rayos naranjas de la tarde. Espero que un día me saluden
todos los espejos. Espero volar con los ojos abiertos
y caminar con los ojos cerrados. Espero verte sonreír
cada día mas de cerca. Espero que la muerte me encuentre súbita,
mirando al horizonte.
Todas las noches salgo a dar vueltas al mundo, al menos por unos minutos,
buscando que me encuentre lo que no sé encontrar.

¿Saltamos?

De donde yo vengo, las nubes cambian de color
acompañando al silbido del viento
de psicodelico ritmo.
Se alcanza al cielo
con sólo saltar
y el suelo acostumbra ser líquido,
transparente..inconsistente.
El aire siempre tiene gusto
a frutas secas y los gorriones
disfrutan prender fuego
a oficinas públicas,
las flores amarillas suelen discutir abiertamente su sexualidad
y las rojas se niegan a pagar los impuestos al fisco.
Todas las calles doblan a la izquierda de donde yo vengo,
y en ellas los ciclistas se organizan
para embestir de frente camiones de carga.
Allá en mi tierra, mi público es el mundo
y mis destrezas se renuevan cada día.
Los edificios se agachan
para dejarme ver el atardecer
y las lechuzas me avisan la hora,
en punto e y media.
Allá el chocolate se regala a todo el que sonríe
y la gente suele salir a volar
de lunes a viernes todo el día, y los sábados
sólo a la mañana.
En ese lugar vos me pasas por al lado,
igual que ahora,
pero me agarrás de la mano y mirándome,
sonreís
y saltamos por esa ventana ..

Suceso de uno

De esas noches, hoy es una más
o una menos.
Hoy otra vez mi ego me buscó
y me encontró.
Es fácil, me encuentra en un instante.
Me invita, me sienta 
y me mata
me mato.
Me miro los adentros como de reojo,
al tiempo que me zambullo sin desnudarme
en un punto que flota en el aire.
Tomo un semirrapido hacia una mancha en la pared
y ya está, 
queda de mi sólo un yo desplomado,
de manos en la nuca y mirada irrespetuosa.
Cuando estoy yo solo con yo
el desorden me alegra, 
siento un vértigo dulce apuntando hacia el caos total.
Me invita la violencia del silencio y la estupidez de las palabras.
Ahí, 
cuando entiendo como se mueve el aire,
ahí,
cuando me río de estar vivo y muriéndome siempre,
sólo ahí
entiendo lo que olvidé
y vuelvo a ignorar todo lo demás.
Y mi yo es celoso, y no me suelta.
Entonces me miro y me veo de cerca
y descubro que soy demonio de colores,
que soy gigante y frágil,
con la sonrisa dibujando una boca alegre
y ojos desafiando ojos.
No me conozco lo suficiente para saber
si él o yo somos el verdadero.
Como tantas otras veces, 
yo sólo buscaba asustarme un rato
y romperme un poco la vida,
pero como yo no me conoce ni yo a él,
parece ser esta otra visita poco fructífera
de miércoles a la noche.

Apocalipsis siempre


Me imagino desde hace rato, una ciudad reventando. Veo cómo se golpearía a si misma la cara con la mano caliente y abierta. Explosiones obtusas e histéricas sirenas concilian una canción de guerra incipiente. Humaredas coloreadas se asoman alternadas desde diferentes esquinas, delatando el andar acechante del destino, dragón color tormenta que emerge desde las profundidades de la historia para marcarnos el presente en sello de fuego.
La sensación respirable de incertidumbre, nos obligará a inverosímiles resoluciones, sintiéndonos fideos apelmazados de un guiso infernal.
Habría quienes se atrincherarían bajo las sábanas y, con los ojos apretados lograrían convencer a sus almohadas de que nada malo va a pasar.
Habría, seguro, señoras de hogar subidas a las terrazas sin barrer, blandiendo con feroz gesto cimitarras lustrosas, garrotes color caoba y lanzas de la colección primavera-verano; desafiando a viva voz todas ellas, a quien desee arrebatarles su vida de la caja de seguridad dónde está bien guardada.
También habría, por supuesto, innumerable cantidad de curiosos que asomarían sus cabezas por ventanas, puertas y claraboyas, más impacientes de explicaciones que asustados por el caos general y sus consecuencias posibles. Son estos seres multicéfalos, atemporales y, en apariencia, indestructibles. Nunca faltan cuando la escena incluye gritos y corridas.
Sigo soñando y escucho corridas sin dirección definida por las calles, y aún no he comprendido del todo si en este sueño debería alistarme para el combate cuerpoacuerpo, para el llanto quinceañero o la alucinogenia consensuada.
Lo seguro es que la ciudad explotando así, espontánea, provocaría una danza tan colorida y reverberante, tan auténtica y violenta, tan absurda que, mas allá de su desenlace, tentaría irresistiblemente a pintarlo todo en un cuadro; a escribir con premura sobre el edificio que cae, sin perder detalle, puteando por no estar mas alto y mas cerca, con una mueca satiricona y el sudor patinando la cara, festejando la insolencia del porvenir; a componer la última canción del hombre tranquilo, del hombre dormido y cantarla en una lengua imaginaria mientras nace el sol del día final.
Me imagino desde hace rato, una ciudad pariéndose.

Vuelo número cero

Ya que esta noche el aire parece empecinado
en aplastar
y aplastarme,
no tengo más remedio
que respirarme a mi mismo
con una sonrisa
y contarle, a quien quiera escuchar,
que pienso volar toda la noche
y tal vez todos los días;
volar cómo un cardumen de diarios viejos,
movilizado por prepotencia del viento,
entrometiéndome en cada rincón de la tarde,
desafiando con vuelo rasante
el embotamiento
de los conservadores del movimiento.