se empinaron los aires de todo el momento
mientras el mundo se le iba empequeñeciendo
allá abajo
infló bien alto los brazos y se despidió del horizonte
el terreno se desprendía abrupto
a un paso de su nariz caía en una catarata de espumas verdes sólidas lentas
por toda respuesta el crepúsculo le dejó
un ejército de sombras dientudas esperándolo cerca y lejos
además por supuesto estaban las fieras los gritos
y los tantos temidos
arremolinándose de pura furia
mordían estallaban explotaban todo a lo largo de la cuesta
no fue entonces solo una corrida fue una lucha sin cuartel
arriba atrás se yerguía todo lo sólido
lo grande y lo pequeño
lo temible y lo querible todas las esquinas del mundo
abajo tan lejos
lo nunca y lo siempre
el cosmos y todo lo que le falta
el abismo altísimo
duró tanto esa corrida que el tiempo casi no llegó a parpadear
hubo alientos últimos increíbles de creer
hubo miedos a la izquierda y destellos interiores
no se sabe si llegó y saltó
todos los saltos
si se rió hasta el final y dio batalla hacia un principio
o si tal vez no había a donde
y sólo un cómo
un camino de inciertos
árido y vivo erosivo hasta pulverizar
y hacerte polvo aguerrido que intenta
desconcierta
hacer camino
hacer caída.
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