Una plaza en la tarde

Sobre un subrayado de verde y flores
asoman las cabezas de los transeúntes que buscan,
mirando,  la tarde.

Sobre almohadones arbóreos y cajas de hormigón
se apoya la atmósfera indecisa
del atardecer.

Una guitarra arremete segura
contra la inspiración de una adolescente,
un violín huído de los balcanes
confiesa que ha vivido y ha querido
tras las inconsistencias de una charla de entremates.

Caminares decididos se trenzan con irresolutas corridas infantiles.
El cielo se olvidó de borrar algún boceto de nube,
que sirve ahora de marco conceptual para el vuelo suficiente de un ave plateada.

Hay por estas horas, algo de misterio en el aire. Algo de amenaza.
Algo que promete empezar de imprevisto a ser como nunca pensaste que podría ser.

Cae la tarde
o mas bien, se levanta.
En un instante se habrá ido,
en un momento.
Mas, todavía,
                             no 
                                        se
                                                     acaba.

No hay comentarios: