recuerdo aquel mundo de ciudades movientes
sobre la arena liviana de la memoria cada huella duraba menos que la anterior
el tiempo era un sinnumero de instantes
dibujados sobre el sustrato que el mismo devenir erosionaba
hasta dejarlo mas soplable que el viento
las ciudades sabían de lo urgente
moverse
se sumaban unas a otras como gotas condensadas
falseando sus propias reglas de
forma y tamaño
solo respetaban el riesgo de ser continuo riesgo
la danza irregular de fusiones y fisiones
centellaba colores imaginarios a lo lejos
allá donde no estaba uno mirando
pero todo era un reflejo de todo
y el viento ayudaba a complicar
el orden del
que buscaba encontrarlo
resoplante como fastidiado como ignorante
y
entusiasta
presente siempre y más que siempre
pero aún así sorprendiendo
como una guerra de motivos estupidos
había entonces sonidos rimbombosos luces y
colores inalcanzables
había empujes y escapes ligeros sumas algunas
y restas
molestas
en aquel mundo
donde supe saber lo inverso de mi universo
ví crecer el
horizonte
hasta darse dos vueltas y media.
1 comentario:
pues somos castillos de arena. de dunas viajeras. fundibles en mil espejos, de miles de formas.
a por las dos vueltas y media
bueno daniel.
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