tardes rojas mañanas rojas


´tenemos que salir antes de que sea peor-
ella casi lo miró mientras se terminaba lo que había en el vaso.
´¿te acordás de ese perro que siempre pasaba por esta calle y se quedaba dando vueltas como buscando algo…?-
llegaban los sonidos de los últimos motores, junto con cierta ansiedad de sabor a sudoeste.
´si estamos bien preparados no va a pasar nada, vos quedate tranquila- mientras metía las ultimas cosas en el bolso.
´¿preparados para que? vos siempre con todas las precauciones..va  a pasar lo que tenga que pasar…y si se pudre que se pudra-
la miro como si todavía no la conociese o como si la conociese demasiado.
alguien pasaba corriendo, intentando ser sigiloso, por la calle de la esquina.
 por supuesto que en este silencio que maduraba hacia días, cualquier movimiento era llamar las atenciones.
mientras se ajustaba los cordones contra el televisor quemado, se dió cuenta de esos dos pajaritos que la miraban desde afuera,      parados en un cable de energía.
 la miraban casi como si entendieran que ella estaba y no estaba, que daba vueltas abajo de ellos disputándose las migajas de la vida, muriendo todos los días de alguna manera
  peleando tercamente contra las inclinaciones del mundo…miserablemente, graciosa.
 para ellos, ni más ni menos que otro día ruidoso.         pero aun así, los pajaritos la miraban
  lo sentía, la miraban y la veían
y ella se sentía como en un terrible antizoologico, dónde la venganza -o mejor dicho, el castigo- de lo implacable se asentaba cada día más, cuando esos pajaritos, esos perros, esas nubes desgraciadas
 nos miraban ahora por fin, enfrentarnos a nuestro encierro, a nuestras superioridades y dominaciones.
 todo el peso de nuestra historia, pudriéndose desde adentro, amenazada su componente mas preciada y mas frágil..

´tenemos que salir, hoy ya no podemos quedarnos acá, tan cerca.- cargaron, ajustaron, ultimo trago, dos suspiros..´dale, que va a ser divertido, o no?-

afuera, por supuesto, brillaba el sol, como si nada hubiese pasado.