perseguidos por las ganas de dejarnos salir
nos debemos a nuestra germinación mutante
que no es escape
la sinceridad corporiza nuestras ciénagas
y nuestras nubes
nos debemos a nuestra piel
a la sangre invisible
perderse en los bosques de lo propio y culpar al árbol
o al inexistente sendero
así se llega al resignado adormecimiento
pero las contradicciones siempre se mantienen fértiles
embarazadas de savias vientos y supersticiones
nos debemos a nuestra particular forma de ocupar la nada
con lo nada
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