otro cuento (II)
aquellos testimonios muertos
contando cómo retozamos en el pegajoso lecho
de la resignación
-esa edulcorante resignación
levantando los perfeccionados siglos
de la civilización
en la más imponente de las cumbres
cumbre
que en espesa muchedumbre desesperamos por trepar
por las esmeriladas laderas del éxito
tan sordos tan solos
desesperando en protocolares alaridos
de guerra
-plástica y aburrida guerra.
y desde la cima llegaba el maternal fulgor
de platónicas promesas
entonces los vientos
sacudieron montañas
haremos ese día lo que hicimos
cuando dejamos de hacer
y fuimos o seremos
la selvática explosión
de cientos desiertos sedientos
-es tiempo de los silbidos del viento
y luego
dejarse remontar.